“Es algo difícil de darse cuenta durante una crisis, identificar todos los casos e identificar todos los muertos” dijo Maria Van Kerkhove, una responsable de la gestión de la pandemia de la OMS en una rueda de prensa virtual.
“Podemos esperar que numerosos países se encuentren en una situación similar, en la que tendrán que revisar sus registros y preguntarse: ‘¿los hemos registrado todos?’”, añadió.
El recuento de fallecidos se ve dificultado por factores como el exceso de trabajo del personal sanitario, que da prioridad a los enfermos, el aislamiento de los pacientes en sus casas o los procesos burocráticos.
China anunció ayer1.290 muertos suplementarios en Wuhan, la cuna de la pandemia, por víctimas que fallecieron en sus casas, indicaron las autoridades. El número total de víctimas mortales es ahora de 4.632.
Según Maria van Kerkhove, para el nuevo balance China utilizó datos de pompas fúnebres, hospitales, laboratorios, centros de detención, clínicas y residencias de ancianos.
China niega haber mentido
Por su parte el gobierno chino desmintió ayer haber “ocultado” cifras en el balance de la covid-19, tras un brusco aumento del número de muertos contabilizados en el país.
“Jamás hubo ningún ocultamiento y no autorizaremos ninguno”, aseguró a la prensa un vocero del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, tras el anuncio de cerca de 1.300 muertos adicionales en Wuhan, la ciudad donde apareció el virus a fines del año pasado, una vez revisados los balances.
Zhao reconoció “retrasos, omisiones e imprecisiones” en los registros de decesos al inicio de la epidemia, a raíz de la saturación de los hospitales.
Pero “la respuesta de China a la epidemia es irreprochable”, recalcó.
Desde su aparición a finales de 2019 en Wuhan el coronavirus infectó a más de dos millones en todo el mundo y obligó a confinarse a más de 4.500 millones de personas.
La crisis de Guayaquil
El drama de las fatalidades de la pandemia de COVID-19 parece no parar de golpear a diferentes latitudes del mundo.
El caos hospitalario y funerario por la pandemia, agravado por el toque de queda que impusieron autoridades en Guayaquil, Ecuador, ahora dificulta que muchos sepan a dónde fueron a parar los cadáveres de sus parientes.
Ecuador tiene más de 8.500 casos detectados, entre ellos 420 muertos oficiales. El gobierno cree que pueden haber otros 675 fallecidos.